jueves, 30 de abril de 2009

DEFINICIÓN DE CIUDADANÍA DIGITAL

La ciudadanía digital puede definirse cómo las normas de comportamiento que conciernen al uso de la tecnología. Para que se entienda la complejidad de lo que comprende la ciudadanía digital y los problemas del uso, mal uso y abuso de la tecnología, hemos detectado nueve áreas generales de comportamiento que la deben conformar.

1. Netiqueta: (etiqueta) estándares de conducta o manera de proceder con medios electrónicos.
2. Comunicación: intercambio electrónico de información
3. Educación: el proceso de enseñar y aprender sobre tecnología y su utilización
4. Acceso: participación electrónica plena en la sociedad
5. Comercio: compraventa electrónica de bienes y servicios
6. Responsabilidad: responsabilidad por hechos y acciones en los medios electrónicos.
7. Derechos: las libertades que tienen todas las personas en el mundo digital
8. Ergonomía: bienestar físico en un mundo tecnológico digital
9. Riesgo: (auto protección): precauciones para garantizar la seguridad en los medios electrónicos.

problemas relacionados con accesos ciudadanos a la informática

lunes, 27 de abril de 2009

USUARIOS DE LAS NUEVAS TECNOLOGIAS

Gracias a las nuevas tecnologías, el mundo de los medios de comunicación se ha transformado; especialmente, la audiencia ha sufrido un progresivo acto de diversificación, llevando así a una sociedad más segmentada por ideologías, valores, gustos y estilos de vida.
Castells señala que, dentro de los segmentos de los usuarios habituales de la comunicación a través del ordenador, parece que el medio favorece la comunicación desinhibida y estimula la participación de los trabajadores de posiciones inferiores en las redes de las compañías. Estos nuevos usuarios -a pesar de encontrarse caóticamente distribuidos en una red descentralizada- han venido formándose en Comunidades Virtuales, entendidas como una red electrónica autodefinida de comunicación interactiva, organizada en torno a un interés o propósito compartido, aunque a veces la comunicación se convierta en sí misma en la meta.
En dichas comunidades virtuales conviven dos tipos muy diferentes de poblaciones:
Una minoría de aldeanos electrónicos
Una multitud transeunte, con excursiones ocasionales y efímeras.
La fábrica cultural que hoy opera en los medios digitales es inmensa y diversificada, donde los usuarios tienen la opción de colocarse en situación de receptor/acogedor o de interactor. Es en el segundo caso donde la potencialidad de las redes arroja su verdadera innovación, pues con la interacción, cuyas posibilidades se acrecientan por el desarrollo de las nuevas teletecnologías, el individuo encuentra una iniciativa. Elige, entra en el juego de los encuentros a distancia y de los roles precariamente asumidos, se sirve de su yo propio, de sus demandas y sus emociones; tiene acceso a una tecnocultura en la que lo imaginario importa tanto como la información sobre lo real. (Balandier).
El ciudadano digital ha encontrado en la sociedad de la información una infinidad de posibilidades que la informática y las autopistas de la información aportan a su vida, aunque con ellas no logre completamente satisfacer los sentimientos de incertidumbre que lo rondan. Joyanes enumera algunos aspectos que la nueva socialización ofrece a sus ciudadanos:
el hogar electrónico,
la telecompra,
el telebanco,
el ciberdinero o dinero virtual,
la enseñanza multimedia y la tele enseñanza, y
el ocio y el turismo
Igualmente, la explosión desmesurada de medios de comunicación concede a primera vista una democratización sin precedentes de la palabra, pero cuanto mayores son los medios de expresión, menos cosas se tienen por decir, cuanto más se solicita la subjetividad, más anónimo y vacío es el efecto (Lipovetski). Y es que ese vacío no logra ser llenado ni por el caótico flujo de mensajes en las redes, ni por las inmensas posibilidades de comunicación multipersonal que ofrecen las nuevas tecnologías.

EL CIUDADANO DIGITAL
Carlos Arcila Calderón

Apartándonos del viejo concepto de receptor pasivo en los procesos de comunicación de masas, la figura de un nuevo actor, el usuario de los medios digitales, viene a convertirse en un individuo activo, capaz de ejercer su ciudadanía bajo un panorama de interactividad ofrecido por una plataforma digital. La sociedad de la información y la explosión informática han permitido el desarrollo de un nuevo esquema de consumo de mensajes, que convierte al habitante de una cibercomunidad en un ser democráticamente participativo y respetuoso de las subculturas emergentes.
Dicha interactividad no termina con darle al usuario la capacidad de elegir entre diferentes rutas (lenguaje no-lineal), ni en colocar el correo electrónico al nodo que se publica en red (firma-link), sino que se puede dar al receptor la posibilidad de conocer más sobre el emisor y sobre el personal humano que conforma el medio. Además, los actores deben familiarizarse con una forma emergente de agrupación social denominada cibercomunidad.
El término comunidades virtuales se utiliza para referirse a las agregaciones sociales que emergen de la Red, formadas por grupos sociales relacionados por la computadora. Las cibercomunidades virtuales son un elemento localizador de la globalización que ofrece el ciberespacio (Pérez-Luque y Perea, 1999).
Esta comunidad en el ciberespacio ofrece nuevas dimensiones de reflexión e interacción entre esa antigua masa pasiva y los emisores del mensaje. Por lo tanto, hay que tomar en cuenta -al momento de trabajar en un medio digital- la posibilidad de obtener beneficios de los lectores en forma de información o de simple crítica; esta retroactividad o feedback alimenta notoriamente la formación permanente del productor de contenidos.